La Disfunción Dolorosa Intervertebral Menor (DDIM) es el concepto básico sobre el que pivota la Medicina Ortopédica Manual. Cuando se ejercen tensiones que sobrepasan los mecanismos de adaptación de la columna vertebral se compromete globalmente su función a nivel de alguno de los segmentos vertebrales dando lugar a una DDIM.
Como consecuencia, se irrita el nervio raquídeo desencadenándose lo que el Profesor Robert Maigne describiera como el Síndrome Célulo-Teno-Miálgico: procesos inflamatorios crónicos donde intervienen fenómenos neuropáticos y vasculares que se desarrollan en una topografía muy precisa, pero que desborda ampliamente al dermatoma clásico.
A nivel de músculos, tendones y fascias de recubrimiento, está claro que la patología se da en aquellos que están inervados por el nervio raquídeo comprometido en la disfunción
intervertebral. Este complejo teno-mio-fascial alterado sufre las etapas de la inflamación, terminando en fibrosis cicatrizal con restricción al movimiento. Aparecen así zonas dolorosas espontáneamente o al tacto en sitios bien determinados; son las Bandas Tensas. La consecuencia es una hipertonía muscular patológica que tiene incidencia directa en el segmento vertebral manteniendo así el desequilibrio funcional.
Además, la tensión mecánica local más la inmovilidad del tejido y el proceso inflamatorio en una zona rica en terminaciones nerviosas genera las condiciones ideales para la disfunción de la placa motora y la consecuente formación de Trigger Points (Puntos Gatillo). Éstos constituyen un elemento patológico agregado al generar un estímulo doloroso irritativo que retroalimenta la disfunción intervertebral en forma refleja, completándose así el síndrome neuro-mio-fascial.